La novela romántica ha sufrido una fuerte evolución. Evolución en la que las mujeres han sido claras protagonistas, rompiendo con los clichés de antaño. Mujeres sumisas, sometidas al permanente control de los varones, y cuya única función se limitaba a cumplir las expectativas de estos últimos, han dado paso a mujeres seguras, independientes y dispuestas a vivir a expensas de sus propios objetivos, sin temor a ser juzgadas por ello.
Esta evolución también ha quedado patente en la literatura erótico-romántica, que ha salido de las sombras, dejando atrás los prejuicios, y pasando a ser un género muy comercializado en nuestros días. El género erótico no debe considerarse la única vía para tratar el erotismo y la sexualidad, sino que valiéndose del sexo como hilo conductor, es capaz de abordar una gran diversidad de temas. Éste es el caso de Ellas y el sexo, la primera novela erótica de Rocío Castrillo.