“Yo solo quiero un cómplice / con el que huir de la justicia, / ser unos forajidos / y morir en un tiroteo”. Así comienza Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí, cuyo texto e ilustraciones están creados por Sara Herranz.
A la calidad de sus ilustraciones, de la cual ya era conocedora, se suma la potencia de una historia, narrada en verso, que a pesar de no salirse de lo común, destaca por su profundidad y por el estilo expositivo de la misma.
Nuestra protagonista comienza mudándose a una gran ciudad. En su maleta, un deseo irrefrenable por vivir nuevas experiencias y por encontrar al próximo amor de su vida, o por lo menos al amor de la noche en cuestión. Conoce al que cree en ese momento que es su persona, ese alguien especial que la hace sentirse completamente a salvo, que la conforma a pensar que juntos han creado algo único y extraordinario.
Pero a veces las relaciones tienen fecha de caducidad, y como pasa en la vida real, nuestra protagonista un día se da cuenta de que lo que creía su todo, se ha convertido en su nada. Experimenta esa sensación de vacío que sentimos al darnos cuenta de que todos los recuerdos compartidos han quedado sumidos en la insignificancia. Y entonces viene cuando te rompes. Cuando surge esa horrible sensación de que no te conoces, de que no sabes quién eres.
Un día, quién sabe cuánto tiempo después, pasas a darte cuenta de que tu vida vuelve a tener un nuevo sentido, o de que quizá nunca dejó de tenerlo. Dejas el amor en un segundo plano para centrarte en algo más importante, que por error habías dejado en un segundo plano; tú. Y empieza lo divertido. El autodescubrimiento, la vida sin reglas, sin explicaciones, sin segundas opiniones.
Hasta que en el momento menos esperando, y a veces más inapropiado y sorpresivo, aparece alguien que no esperabas, y que posiblemente tampoco te esperaba, que te obliga tácitamente a hacerle un hueco. Y todo vuelve a empezar: los besos furtivos en semáforos en rojo, los abrazos cortos que saben a infinito, el humor ácido compartido con risas capaces de llenar cualquier espacio.
Esta historia, tan real que evoca sufrimientos pasados o quizá presentes, y que a su vez cautiva con la magia de los nuevos comienzos, está representada por ilustraciones, que destacan por su belleza y detalle, que son las que llevan la verdadera fuerza de la historia. Recreadas en el más puro estilo hipsteriano, y con el blanco, negro y rojo como protagonistas.
Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí es una novela gráfica que enamora, tanto por sus atractivas ilustraciones como por la manera en la que Sara Herranz nos cuenta la historia. Con versos cargados de rimas, pero sobre todo, de verdades.
Verónica.
¡Hola!
ResponderEliminarTengo pensando leerlo, pero en este momento tengo bastantes pendientes.
Genial reseña.
¡Nos leemos! :-)