No soy especialmente aficionada a la literatura de temática juvenil, pero sí que es cierto que suele picarme la curiosidad con aquellas novelas, prácticamente de cualquier género, que son especialmente comentadas. El inicio de ésta en particular me resultó especialmente complicado, ya que el tema cardinal sobre el que se articula es el cáncer. Os aviso de antemano de que las primeras páginas son especialmente delicadas, ya que el autor se encarga de citar y describir una gran variedad de tipos de cáncer, lo cual, unido al hecho de que en este caso afectan a niños y adolescentes, provocó que me planteara en no pocas ocasiones la idea de abandonar su lectura.
Hazel Grace es una adolescente que padece cáncer de pulmón, lo que la obliga a convivir eternamente al lado de una bombona de oxígeno. Su madre cree que está deprimida, ya que se pasa el día leyendo y releyendo su libro favorito, Un dolor imperial. Por esa razón la obliga a ir a un grupo de apoyo de niños y adolescentes con cáncer, que tiene lugar “en el corazón de Jesús, literalmente”. Es allí donde conoce a Augustus Waters, nuestro protagonista masculino. El esquema por tanto, es el de cualquier novela romántica: chica conoce a chico, se enamoran y superan obstáculos juntos.
Hazel le da a conocer a Augustus su novela favorita, de forma que ambos se obsesionan con el final incompleto de la misma, hasta el punto de que deciden viajar a Ámsterdam en busca de las respuestas que sólo puede darles su escritor, que jugará un papel capital a lo largo de la historia.
A pesar del público al que está destinado, me ha parecido un libro considerablemente inteligente, dotado de un lenguaje muy irónico y perspicaz, que trata el cáncer con toda su crudeza, desde un punto de vista muy agudo.
A lo largo de la novela se habla de un tema bastante tormentoso: el olvido. A través de Gus, John Green muestra la versión de aquellos cuyo objetivo es vivir una vida extraordinaria, en la que tanto su vida como su muerte tengan sentido. Por contra, Hazel representa la voz de aquellas personas que consideran que la huella que podamos dejar es insignificante, ya que nos guste o no, todos/as estamos destinados al olvido.
Bajo la misma estrella no es un libro hecho para pusilánimes, ya que consigue que se te encoja el corazón con la narración desgarradora de la historia cada uno de los personajes. No obstante, su lectura está cargada de esperanza, ya que pretende transmitir la importancia de vivir el hoy, el ahora, y que busca encontrar la luz incluso en los momentos más oscuros. Además, la historia de amor entre los protagonistas, a pesar de seguir el típico esquema romántico, me ha resultado especial, llena de una complicidad que no suele resultar fácil de encontrar.
A rasgos generales, Bajo la misma estrella me ha hecho disfrutar con su lectura, ya que me ha ido sorprendiendo conforme iba avanzando. Aun con todo, no ha conseguido superar mi barrera personal y entrar dentro de la categoría de libros que considero especialmente imprescindibles e incluso imprescindibles a secas.
Con todo, es un fuerte candidato como lectura estival, ya que es un libro breve y fácil de leer, a pesar de lo que he comentado anteriormente.
A principios de este mes de julio se estrenó la película. En general es bastante fiel a la novela, ya que los diálogos están sacados íntegramente de la misma. No obstante, obvia algunos detalles que a mi modo de entender son importantes en el desarrollo de la historia. Aquí os dejo el tráiler por si os animáis a verla.
FRASES DESTACADAS
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“Estoy enamorado de ti, y no me apetece privarme del sencillo placer de decir la verdad. Estoy enamorado de ti y sé que el amor es solo un grito al vacío, que es inevitable el olvido, que estamos todos condenados y que llegará el día en que todos nuestros esfuerzos volverán al polvo. Y sé que el sol engullirá la única tierra que vamos a tener, y estoy enamorado de ti”.
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“No puedo hablar de nuestra historia de amor, así que hablaré de matemáticas. No soy matemática, pero de algo estoy segura: entre el 0 y el 1 hay infinitos números. Están el 0'1, el 0'12, el 0'112 y toda una infinita colección de otros números. Por supuesto, entre el 0 y el 2 también hay una serie de números infinita, pero mayor, y entre el 0 y un millón. Hay infinitos más grandes que otros. Nos lo enseñó un escritor que nos gustaba. En estos días, a menudo siento que me fastidia que mi serie infinita sea tan breve. Quiero más números de los que seguramente obtendré, y quiero más números para Augustus de los que obtuvo. Pero Gus, amor mío, no puedo expresar lo mucho que te agradezco nuestro pequeño infinito. No lo cambiaría por el mundo entero. Me has dado una eternidad en esos días contados, y te doy las gracias”.
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“Podría imaginarlo, podría recordarlo, pero no podría volver a verlo, y se me ocurrió que los sueños que se hacen realidad nunca sacian la voraz ambición humana, porque siempre pensamos que podríamos volver a hacerlo todo mejor”.
Verónica.
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