Jenn Díaz se puede considerar un portento de la literatura española, ya que a sus veintiséis años ya cuenta con cuatro novelas en el mercado, la última de ellas, Es un decir.
Esta razón, unida al hecho de que su escritura es más propia de la segunda mitad del siglo pasado, provocan que se la pueda equiparar con autores y autoras de la talla de Ana María Matute o Miguel Delibes.
Como protagonista del mismo encontramos a Mariela, una niña que el día en el que cumple once años escucha cómo asesinan a su padre, probablemente por “rojo de mierda”. A partir de ese momento su vida cambia por completo, y desde su propia visión vemos cómo trata de descubrir los motivos de su asesinato, así como la historia de su propia familia, que es un secreto a voces de esos que son comentados en todo el pueblo.
El libro está estructurado en tres partes, la segunda de las cuales viene narrada por la abuela de Mariela. Esta parte, expuesta de un modo adulto y con pleno conocimiento de la historia, viene a completar la narración de la propia Mariela, a la que por su escasa edad, se le escapan muchos datos que nos permitirán conocer la historia en su conjunto y situarnos en el contexto sociopolítico de la postguerra. Una época invadida por el miedo y repleta de silencios cómplices, donde todo “es un decir”.
A través de la narración de su abuela descubrimos a una Mariela especial, valiente, inconformista y tozuda.
Contamos también con un elemento romántico, que viene de la mano de Tico. Esta relación viene fuertemente marcada por la juventud de ambos, por ese primer contacto con el género opuesto (o con el propio). Y aun así, tampoco puede ser catalogada como una relación de amor en su sentido más puro. Se trata más bien de una relación diferente, no por ello menos bonita, llena de silencios. Y en este aspecto he de decir que me ha faltado un poco más de profundidad, ya que me he quedado con ganas de que ambos personajes llegaran a interiorizar un poco más.
Está redactada en una primera persona introspectiva, mediante la que sus dos protagonistas van analizando sus propios actos o estados de ánimo. Y es en este aspecto donde cabe destacar el talento de Jenn Díaz a la hora de interiorizar las vivencias de sus personajes, consiguiendo crear unos monólogos interiores perfectamente creíbles.
Es un decir es una novela diferente, con un lenguaje verdaderamente exquisito, que te hace ponerte en la piel de una niña con ansias de saber más en una familia desquebrajada y llena de secretos y mentiras.
Verónica.
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