Me introduzco en el “mundodisco” de Terry Pratchett gracias a un buen amigo. He de decir que, con la única excepción de las aventuras de Harry Potter que me acompañaron a largo de mi niñez y posterior adolescencia, no soy aficionada a las novelas de fantasía. Con todo, siempre me ha gustado probar nuevas lecturas, géneros y escritores, motivo por el cual acepté el préstamo de Ritos Iguales.
Ante la inminencia de su muerte, Tambor Leño acude a Culo de Mal Asiento, situado en las Montañas del Carnero, con el fin de pasar su magia a un nuevo sucesor. Allí se encuentra con el herrero, un octavo hijo que está esperando a su vez a su octavo hijo. En base a la tradición, será él quien deba heredar la magia. No obstante, la sorpresa es mayúscula cuando Yaya Ceravieja, personaje de capital importancia a lo largo del libro, aparece con el sucesor, que en su lugar resulta ser sucesora.
Como no podía ser de otra manera, existe una tradición al respecto que menosprecia a las mujeres, impidiéndoles que puedan ser “magos”, ya que como bien dejan claro, su mente sería incapaz de entender la complejidad de tal magia. Por esta razón, se deben limitar a ejercer la brujería.
De esta forma conocemos a Eskarina, una niña especialmente testaruda y valiente, que está dispuesta a conseguir su objetivo de ser “mago” sea como sea. Y para ello se valdrá, en primer lugar, de la ayuda indispensable de Yaya Ceravieja, que al principio de forma muy reticente y después con mucho empeño, se encargará de transmitirle todo lo que sabe y de iniciarla en el mundo de la magia.
Una novela llena de obstáculos, en la que Terry Pratchett, valíendose de un lenguaje muy irónico, introduce de forma amena y a base de conjuros, la desigualdad existente entre hombres y mujeres, representada en el personaje de Eskarina. Y junto a ello, nos hace ver que en su mayoría las tradiciones son absurdidades que seguimos a pies juntillas, sin preguntarnos si son buenas o malas, coherentes o incoherentes, y que reposan y tienen su origen en el miedo y en el desconocimiento ante algo nuevo o diferente.
En definitiva, se trata de un combo perfecto que plasma valiéndose de fantasía esa gran discriminación que a día de hoy seguimos sufriendo las mujeres.
Una novela de lectura muy amena, de la que he disfrutado especialmente, muy idónea tanto para aquellos/as aficionados al género fantástico, como para aquellos/as que como yo, no sean lectores/as asiduos/as de este género.
FRASE DESTACADA
- “ ¿Por qué sería que cuando Yaya parloteaba sobre la brujería ella anhelaba la magia de los magos, pero cuando oía a Treatle hablar con aquella voz chillona habría luchado a muerte por la brujería? Ella sería ambas cosas, o ninguna. Y cuando más intentaban impedírselo, más lo deseaba”.
Verónica.
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