17 de enero de 2014

DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO. Julia Navarro, 2013.




Marian viaja a Palestina con la finalidad de redactar un informe para la ONG en que trabaja sobre la política de asentamientos ilegales.
El interés personal la lleva a contactar con dos familias que le contarán su versión acerca del conflicto existente.
Las dos versiones resultan ser paralelas, incluso en varios momentos se entrelazan.

Por un lado, la familia Zucker, judíos que viven en San Petersburgo, obligados a huir a la Tierra Prometida debido a los repetidos pogromos que sufren los judíos.
Por otro lado, los Ziad, árabes palestinos cuyas necesidades unidas a las de los Zucker harán que sus familias se relacionen y convivan en La Huerta de la Esperanza como una única familia, unida por lazos igual o más fuertes que la sangre, la verdadera amistad.

El conflicto existente entre árabes y judíos por el territorio, junto con las diferencias en la religión que cada familia profesa, amenazan la forjada relación de las familias durante varias generaciones.

La autora Julia Navarro plasma con rigor histórico múltiples hechos como son la Segunda Guerra Mundial; el momento en que la ONU se reunía el 29 de Noviembre de 1947 para votar el plan por el que se recomendaba la partición de Palestina en dos; la Guerra de los Seis Días en la que los Estados Árabes fueron derrotados por las Fuerzas de Defensa de Israel, que conquistaron todo Jerusalén; la persecución de los judíos en Alemania, etc.

Esta novela me ha permitido conocer en profundidad a personajes históricos relevantes que no conocía, como el gran Muftí Husseini, principal promotor del nacionalismo árabe. Llegó a reunirse con Mussolini y Hitler para lograr “acabar” con judíos y británicos; saber como era la organización y forma de vida en un Kibutz (propiedad colectiva, decisiones democráticas, igualdad de salarios, trabajo agrícola y rotación de puestos) y un sin fin de información y detalles ocurridos en esos años.

En mi opinión, lo más destacado del libro “Dispara, yo ya estoy muerto” es que refleja plenamente la capacidad de amar de las personas y los inconvenientes y dificultades que una persona de una determinada religión puede sufrir cuando se relaciona con otra persona de religión distinta a la suya, salvo que ambas personas tengan presente en todo momento que la amistad incluye respetar.

*Frase destacada:
"No tengo apego a ninguna patria. ¿Cuál es la mía? ¿Aquella aldea polaca donde nací? ¿Acaso Rusia, la patria de mi padre? ¿Quizá Francia, la patria de mi madre? ¿O Palestina porque soy judío? No, no me interesan las patrias, los hombres se matan por ellas".

María

1 comentario:

  1. Maria, me he leído el libro y me encantó. No podías haber hecho mejor reseña. Bessis de la otra parte de irely.

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